A veces, me gustaría tomar la carretera
y parar en medio de la nada.
Cuando niña detestaba viajar,
apenas salíamos, vomitaba.
Durante mucho tiempo soñé que manejaba un carro rojo,
convertible.
Al llegar a la curva, no tenía frenos.
Caía.
Juré que nunca iba a manejar,
pensando que así,
evitaría mi muerte.
La muerte no se evita,
mi madre y mi hermano la traen en los pulmones,
a veces la tosen,
pero vengativa, los ahoga.
Mi madre ya no quiere comer,
acostada, en la cama, ya ni siquiera mira las horas.
Mi hermano se aferra a la vida,
trabaja de 9 a 4.
Mi hermano es listo,
el tata lo enseñó a arreglar todas las cosas del mundo,
menos la muerte.
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Un día, al salir de mi casa,
tomaré un café contigo
y me explicarás por qué dices burradas.
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Popotes sipp
Hace 5 semanas
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