El argentino dice que los mexicanos tienen un "cantito al hablar". Lo mismo dirá el mexicano de los argentinos. Ambos con la misma razón, en función inversa. No hay habla melódicamente neutra. Todos cantamos y sólo percibimos la canción ajena. La propia se nos borra como un perfume habitual. Oímos la tonada en la voz del vecino, y no la sinfonía en la propia.
"Hay tienes que había una vez un muchacho más loco, que toda la vida se la había pasado sueñe y sueñe. Y sus sueños eran, como todos los sueños, puras cosas imaginarias...Una vez vinieron los Reyes Magos y le trajeron un libro lleno de monitos donde se contaban historias de piratas que recorrían las tierras y los mares más raros que tú o yo hayamos visto. Desde entonces no tuvo otro quehacer que estarse leyendo aquella clase de libros donde él encontraba un relato parecido al de sus sueños.
Se volvió muy flojo. Porque a todos los que les gusta leer mucho, de tanto estar sentados, les da flojera hacer cualquier otra cosa. Y tú sabes que el estarse sentado y quieto le llena a uno la cabeza de pensamientos. Y esos pensamientos viven y toman formas extrañas y se enredan de tal modo que, al cabo del tiempo, a la gente que eso le ocurre se vuelve loca.
Aquí tienes un ejemplo : Yo."
Señor, la jaula se ha vuelto pájaro, qué haré con el miedo.
Al otro lado del río.
"EL PASADO"
Entre una ruina y otra ruina
levanté una casa,
entre dos fantasmas instalé una fe,
entre un abismo y otro abismo
dispuse los manteles de la mesa
y sonreí cuando entre dos montones de cadáveres
surgió un tulipán.
Así es como he vivido
hermanos míos.
¿Me comprenden ahora?
Así he vivido.