3/6/08

Chale con el viernes


El viernes vi a unos cuates, pero no a unos cuates cualquiera, no, no, no, a unos que están en mi círculo más popof de valedores, a unos que son la neta.

Resulta que por azares del destino- maldito destino- tuve que regresar a las tierras lejanas del desconocimiento y he de decir que regresé en punto de las nueve de la mañana.

L estaba como siempre, todo una sonrisa, acomodando las cosas de su puesto, platicando con la banda, porque todavía existe una banda, y nada, lo vimos, nos abrazamos, así nada más por el gusto de vernos y luego luego pasó a platicarnos la carrera que se chutó por el nacimiento de su segunda hija hasta ahora llamada Quetzalli. Estuvimos ahí un ratote, hasta que casi nos dieron las once y cacho; ya despues mientras iba rumbo a la Jefatura de la carrera (por un asuntillo del que sólo diré: sin comentarios) nos encontramos con el otro valedor neta del planeta, con J.O. y como eso sí es algo para festejar -ya lo habiamos buscado en su salón y nomás no aparecía- pues le dimos otro abrazo-en realidad el primero para él- pues qué chingaos, no faltaba más.

J.O tenía que recoger unos trabajos, por aquello del fin de semestre y quedó de alcanzarnos en el puesto de L. A los quince minutos llegó y llegó diciendo que ya estaba hasta la madre de trabajar, sí, con sólo recoger unos trabajos en menos de quince minutos se puede estar hasta la madre.

Se sentó con nosotros y luego llegó I. para saludarnos y decirnos que qué tranza con nosotros y que si ibamos a ir a la reunión que se estaba organizando, despues de un rato I se fue y nos quedamos en silencio. Entonces J.O dijo que tenía tiempo de ir por unas cervezas y L no lo pensó dos veces porque inmediatamente ya estaba guardando todo el puesto.

Intenté ayudarle, pero dijo que no era muy ducha en eso y yo lo acepté, jijiji. El Chino dijo que él sí podía, pero L lo tomó del hombro y le confesó que no, que él tampoco podía. Ni pex, no se nos da.

L quería llevarnos a un antrillo nuevo que anda de moda por tierras acatlecas pero cuando nos dijo dónde estaba se nos salió un largo chaleeeeee y mejor le caminamos al antiquísimo Tercio.

Creo que llegamos demasiado temprano porque sólo estaban dos chavas practicando su inglish mientras tomaban una caguama.

L pidió unas cervezas miestras yo le explicaba que nomás no podía tomar ni un traguito -por órdenes del doc- y que no iba a haber poder humano que me convenciera de hacerlo, ya me andaba quebrando por "descuidarme".

Pero no hubo tos, con sólo escuchar a L, J.O y el Chino, me la pasé bien chido liro. Estar con ellos es la neta, no dejas de reirte, de aprender algunas cosillas o de formular hipótesis acerca del por qué los perros no orinan si hay botellas de agua ¿?. L sacó dos teorías -según él porque las dos eran bien igualitas, tan igualitas como la similitud de cierto cortometraje recien galardonado con otro y éste con una presentación de Power Point- y expusó sus teorías... sin éxito porque al final de la segunda, nos vimos los unos a los otros en un silencio sepulcral que sólo fue roto por un ¿y eso qué chingaos? de J.O que nos hizo reir hasta que ya no aguantamos.

Despues descubrimos que los de la mesa de al lado estaban comiendo unos sopes gigantes y no sólo eso, que los sopes gigantes eran servicio a domicilo o a tercimilio; entonces levanté la mano para que el chavo viniera y dijo que sí, que sí podía traernos todo lo que quisieramos y esos tres pidieron un huarachote de bistec para cada uno y yo pues... lo que tuviera menos grasa -por órdenes del doc otra vez- y pues nos quedamos esperando ansiosos la llegada de los víveres.

Despues de comidos y bebidos, caimos en la cuenta de que ya iban a dar las cuatro y nos fuimos. Camino al Poncho, J.O dejó otras carcajadas en la calle por no sé qué pero que era bien gracioso y ya en el estacionamiento nos despedimos con la promesa- de esas que sí se cumplen- de vernos otra vez, pero ésta en un lugar que pronto será llamado "casa".

L se subió con nosotros porque iba al centro y mientras platicaba una y mil cosas, yo veía a los chavos caminar rumbo a ese "antro" del que nos habló L y sólo retumbaba en mi mente una frase que J.O nos dijo antes de los huaraches y despues de la segunda caguama: Las generaciónes de ahora nacieron demasiado tarde para tener pasiones verdaderas...

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