Y les digo que es mi manera de decir que no.

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"(...)Yo me paso el día leyendo, oyendo la radio, discos. Escucho jazz, Miles Davis me enseñó a amar esa música maravillosa. También oigo a Bach y a Monteverdi, y sobre todo escucho sin parar el Requiem de Berlioz. Es una obra maestra. Me habla sobre todo al corazón, como si hubiese algún secreto tendido entre nosotros. La muerte ya no está en mis manos. No puedo darle órdenes, vendrá cuando quiera. Ya no puedo enfermarme, no tengo la facultad de hacer que llegue mi fin. Es como si hubiese empequeñecido. Me he curado y me he convertido en un hombre como cualquier otro. La cordura es cómoda, agradable, divertida, no hay en ella grandeza, no hay en ella auténtica alegría, igual que no conoce la terrible tristeza que desgarra el corazón (...) Querido Yosef, adiós y buena suerte. Ojalá todo lo que ha ocurrido no vuelva a ocurrir, ojalá que lo que ocurra no haya ocurrido y que los perros se hablen."

Yoram Kaniuk

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